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domingo, 29 de abril de 2012

Parte 1

Era Martes, un Martes cualquiera, uno más de tantos que hay a lo largo de la semana. La gente pasaba, seguía con su vida. Ella les observaba lamentando el haberse quedado estancada mientras los demás avanzaban.
Nunca se preguntó hasta ahora el sentido de la vida, ni el por qué de las desgracias que pasaban en el mundo. Siempre pensó que todos los hechos tenían alguna explicación, y como consecuencia, después de una desgracia sucedía algo muy bueno que lo recompensaba con creces.
Antes, vivía basándose en lo correcto. Era la típica chica que no causaba problemas a nadie y que se callaba demasiadas cosas por no hacer daño. De las que salía con los 2 amigos de toda la vida y a las 9 estaba en casa.
Ahora no se reconocía. Naturalmente, los años le habían hecho cambiar, como a todo el mundo. 


Cambiar no es algo malo, simplemente es distinto, y tenía que aceptarlo.
Voló del nido demasiado pronto, tan llena de ilusiones y coraje que se comía a todo el mundo que se le ponía por delante. Tenía una personalidad francamente arrolladora y aunque era indecisa la idea de independizarse siempre la tuvo bien clara.
Desde que era niña siempre soñó con vivir sola. 
 Lo convencional le asustaba y aburría al mismo tiempo, eso no estaba hecho para ella.